20 marzo 2010

LAS CADENAS DE LA ESCLAVITUD

Editorial
Quisiéramos llegar al corazón y al alma de cada hombre, de cada ciudadano recordándoles que no existe forma más ruin, más vil, de degradar la condición de humano, que no sea la de obtener favores sexuales a cambio de dinero o de chantaje.
Quisiéramos poder tocar la sensibilidad de cada hermano, recordándoles que prostituir o tomar los servicios sexuales de gente que se prostituye, nos hace aún más deshonestos que la persona que vende dicho favor.
Quisiéramos recurrir a la conciencia de cada hombre, preguntándoles si no les importa: 
  • ¿Que, las jóvenes que "compra", en la mayoría de los casos fueron arrebatadas de sus familiares y obligadas a prostituirse por chantaje ejercido por verdaderos delincuentes, que luego se mimetizan con la sociedad acostumbrados a frecuentar altos círculos sociales a los que acceden gracias al poder del sucio dinero que los corrompe y cuya fetidez también nos alcanza cuando no hacemos nada para evitar este ruin y "bajo negocio" hoy practicado y consumido por los más "notables y decentes"?
  • ¿Que, muchas de estas mujeres son practicamente apresadas, esclavizadas y obligadas a ejercer la prostitución, gracias a que existe y cada día va en aumento el mercado del sexo en el que el montaje de la industria de estos delincuentes sin escrúpulos los considera a Ud, amigo, hermano, padre, hijo, un potencial y miserable consumidor?
  • ¿Que, muchos seudos "religiosos", "profesores",  "autoridades", "jefes y compañeros de trabajo",  etc.  practican el chantaje sexual a nuestras hijas, hermanas, amigas, novias y de repente a nuestras madres y nosotros no lo sabemos porque el miedo y el prejuicio las obliga a callar?
  • ¿Que, los que viven a expensas de esta realidad, con el fruto de sus nauseabundas ganacias, corrompen a nuestros ingenuos políticos y cada una de nuestras infelices autoridades, envileciendo certámenes de belleza y cuanto exista en cada uno de los diferentes círculos de nuestra sociedad, sin renunciar absolutamente a ninguno, por alto que este se encuentre?
  • ¿Que, los medios de expresión y los gobiernos de turno son culpables de la pérdida de valores de nuestra juventud al vender sus espacios publicitarios a la industria del alcohol utilizando a nuestros propios hijos en clara apología del vicio y de la corrupción?
  • ¿Sabías que hoy mismo podría estar prostituyéndose tu propia hija, hemana o tu propia mujer?
  • ¿Cuál sería tu reacción si al mercado que acudes a comprar placer un día encuentras a allí a cualquiera de ellas?
  • Por esto y mucho más, porque creemos que aún es posible vivir dentro de una sociedad liberada de los vicios del acohol y la prostitución, te invitamos a que no seas cobarde y tengas la valentía de sumarte a nuestra propuesta de acortar este abominable círculo de consumo de favores sexuales, por que sólo garantiza la decadencia de tu propia existencia.
  • Si estás dentro de  este despreciable círculo de consumidores, te propongo a que sostengas tu mirada fijamente a los ojos de tu ser más querido y en silencio promete no seguir siendo el tonto útil de la asqueroza industria de los que viven a costa de la prostitución.
  • A las futuras autoridades les encargo, luchar tenazmente para que nuestras mujeres tengan acceso a un trabajo digno y bien remunerado, dotándolas  de cultura, tecnología y buena educación. Teniendo como premisa que educar a un joven significa educar a un hombre, en cambio educar a una joven significa educar a una familia.
Luis Alberto Castro López
         Pachachaca

Fuente: Perú 21
Opinión | Vie. 19 mar '10 Las cadenas de la esclavitud
Autor: Fritz Du Bois
Irene no podía mantener a su hijo y se fue en busca de trabajo a Tokio, pero terminó esclavizada en un prostíbulo teniendo que acostarse con decenas de hombres cada noche. La engañaron como a muchas otras con el cuento de un futuro mejor, pero sufrió la espantosa pesadilla de verse convertida en una esclava sexual.
Al menos, ella tuvo la suerte de escapar y poderlo contar a la enorme mayoría de las mujeres que son capturadas por las mafias dedicadas a la trata de personas y que simplemente no se les vuelve a ver más.
En nuestro país han desaparecido no menos de 1,200 mujeres al año y es muy probable que la cifra sea varias veces mayor, ya que muchas desapariciones no son reportadas. Existen innumerables modalidades para captarlas, desde el ofrecimiento del empleo en la ciudad para aquellas que vienen de una zona rural, hasta supuestas agencias de modelaje. Sin embargo, no recordamos cuándo ha sido la última ocasión en que la Policía haya desbaratado alguna mafia de trata de personas; claramente no es una prioridad dentro de la agenda policial.
Si bien uno pensaría que en pleno siglo XXI y con todo el desarrollo social logrado en los últimos 100 años este problema sería marginal, la realidad es otra, y lamentablemente este tráfico del espanto se está incrementando. En el mundo se estima que existen entre 24 y 30 millones de personas que son esclavas; sin embargo, es un tema del que muy poco se habla.
Es escalofriante imaginar el drama que pasa alguien en esas circunstancias y creo que tenemos que tratar de trasladar esa sensación a las autoridades para que le presten más atención. Si al menos se realizaran operativos policiales en contra de estas mafias se dificultaría la captación de víctimas, hecho que en la actualidad parece ser logrado con mucha facilidad.
Por otro lado, también es fundamental realizar difusión y, en ese punto, los medios tenemos que cumplir nuestra función. Muchas veces, el desconocimiento sobre la existencia del tráfico de personas hace que padres, especialmente en zonas rurales, se desprendan con facilidad de sus hijas enviándolas a trabajar a la ciudad sin ser conscientes del enorme riesgo que corren.
Así que es vital poner este asunto sobre la mesa para tratar de lograr que sean cada vez menos las mujeres que como Irene son forzadas a la esclavitud sexual, que debe de ser lo más cercano que hay a un infierno terrenal.

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